Evidentemente,
no todas las arquitecturas son iguales ya que no todas responden a las
mismas necesidades. Suele hacerse una clasificación de tres tipos de
arquitectura.

A
la luz de esta postura, los historiadores se limitan a estudiar una
selección de arquitectura clave especialmente significativa dentro del
desarrollo de la historia del arte.
Obras clásicas giregas o romanas caen en esta definición.
Popular o tradicional: Definir la arquitectura popular plantea dificultades.
Se puede establecer una distinción entre la arquitectura vernácula y la arquitectura primitiva.
Las
diferencias entre ambas vienen dadas por el diferente grado de
complejidad técnica y por la alusión o no a la arquitectura histórica o
estilística.
La
arquitectura primitiva tiende a la definición territorial con rituales,
mientras que la arquitectura popular busca en primer lugar la solución
optima de la función.
El protagonismo de los materiales y de las técnicas constructivas de la zona.
La participación directa del usuario en el proyecto y en su realización.
El empleo de un repertorio formal sencillo con algunas referencias a los lenguajes cultos.
La perfecta adecuación a las necesidades funcionales.
Común o vulgar: Existe una arquitectura que no puede ser considerada ni histórica ni popular.
Es
aquella cuyo único objetivo es la utilidad sin ningún tipo de vínculo
con la arquitectura histórica ni pretensiones artísticas.
Es la arquitectura vulgar solamente utilitaria que llena las ciudades.
Estas
diferencias no han existido siempre sino que cada época histórica han
tenido sus propias concepciones de la arquitectura y su diferencia con
la simple construcción.
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